Claude Debussy desarrolló un lenguaje sonoro más cerca de lo sublime, desde su Preludio a la siesta de un fauno, en la observación de otrasdisciplinas. Su hipótesis era arriesgada, al enfrentarse a un experimentado Stéphane Mallarmé o al viejo François Boucher, pero su lenguaje sonoro y su especial visión de la realidad permitió llevarla donde imaginó. Utilizó diferentes pigmentos en los acordes, sin función armónica, que existen más bien en el acto de la búsqueda de los efectos de color que producen. Usó acordes similares consecutivos en movimiento paralelo, que dan un efecto borroso a la armonía. Encontró en lo exótico timbres inusuales y ritmos fluidos en la búsqueda de texturas tenues, y efectos sutiles de luz y sombra, donde el discurso sonoro no declara, sino que sugiere rompiendo la forma. Cuando cruzas el espejo de lo sonoro y miras atrás, observas los otros lenguajes desde la otra dimensión del cristal y surge el Movimiento de los polisistemas. Desde allí, constante, entre la realidad y lo proyectado, en el universo entre la representación y la objetividad.